Es una queja de vieja data que año a año se repite. La red de caminos secundarios y vecinales se halla deteriorada y los principales afectados son los agricultores que tienen dificultades para sacar su producción. Uno de los sectores viales más afectados es el que surca los departamentos de La Cocha y Graneros. Con las lluvias de abril, los arroyos El Sueño y La Posta, y los ríos San Francisco y El Abra desbordaron y ocasionaron grandes perjuicios no solo a los cultivos, sino las vías de circulación.
Según un agricultor del sur, el problema no es nuevo. “Hace más de 20 años que viene sucediendo y realmente no hay voluntad política, de ninguna autoridad, para solucionar este inconveniente. Circular por la ruta 334, que une La Cocha con Taco Ralo, o circular por el camino que une esta ruta con Los Alto, es una odisea y realmente será complicado que los camiones puedan sacar la cosecha sin inconvenientes”, afirmó.
A comienzos de abril, como consecuencia de las intensas precipitaciones, unos 600 pobladores de Puesto Los Pérez, El Mistol y Palancho quedaron aislados por varios días. En una carta que una vecina envió a nuestra redacción, afirmaba: “Nos encontramos totalmente aislados debido a las lluvias. Tanto es así que no podemos salir por ningún medio a la ciudad más cercana (La Cocha), porque los caminos y la ruta provincial 334 se encuentran destruidos... Cada vez que llueve, estos caminos terminan destrozados debido a las crecidas que causa la deforestación excesiva que se realiza en los campos. Hasta el día de la fecha ninguna autoridad se acercó a tratar de resolver nuestra situación. Nos sentimos totalmente desprotegidos por parte del Estado provincial”.
Toda la red de rutas y caminos depende de la Dirección Provincial de Vialidad y son las comunas la que en teoría deberían encargarse de los caminos vecinales. Un productor señaló que todos los años se cortan las rutas. “El agua inunda los campos y sale al camino, porque en las fincas no hay desagües, que debe construirlos el Gobierno provincial... Por eso, los caminos se transforman en conductores, en facilitadores del tránsito del agua, de tal manera que el líquido corre por las banquinas, avanza sin control, y todos terminamos aislados porque caminos y rutas se terminan rompiendo”, aseveró.
En una amplia cobertura que le dedica al asunto nuestro Suplemento Rural se indica que el Gobierno provincial podría solicitar fondos al Programa Norte Grande. Tanto la Vialidad nacional como la provincial deberían trabajar en conjunto con los municipios para implementar políticas y convenios que posibiliten detener y redireccionar las correntadas de agua que bajan de los cerros, a la vez que reparar las rutas provinciales y caminos vecinales.
Otro problema no menos importante es la deforestación, que es una de las causas del desborde de los arroyos y los ríos. Mientras no haya un control estricto del Estado y sanciones onerosas, esta práctica altamente perjudicial, como lo muestran las inundaciones que llevan destrucción a las poblaciones, proseguirá sin que se conozcan responsables. También se pone en evidencia la falta de una política hídrica eficaz que se ocupe de encauzar los cursos de agua, construir canales en las zonas más anegables o que lo requieran. No se trata sólo de un problema vial. Sería positivo que se lo abordara en forma integral para que las soluciones sean duraderas.